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Luego de 20 años la familia Quimper se había vuelto a Juntar. Ahora quién los podrá separar?
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Resumen nada ejecutivo:
En Julio de 1991 el patriarca de la familia Quimper, luego de 17 años de matrimonio, se dio cuenta que no era feliz. La historia familiar, en ese momento, estaba en su máximo grado de evolución social porque ellos se mudaron de un populoso distrito del cono de la ciudad hacia la Molina. El distrito con laguna propia es considerado dentro del imaginario limeño como “el mejor lugar para vivir”. Los Quimper eran los nuevos pitucos.
Cuando la familia estaba unida y las cosas marchaban muy bien, empezó la tragedia. Un día para sorpresa de todos, menos para la esposa, el señor Quimper se va de la casa recién inaugurada para ir hacia los brazos de su amante, quien paso a ser la señora rompe hogares. En su nuevo hogar en Miraflores el señor Quimper había recuperado la alegría, se había vuelto adicto al consumismo en la tienda Wong (donde comprar es un placer) y otras pituquerías por el estilo. Según el testimonio del susodicho los cambios que realizó en su vida tenían como objetivo a mediano plazo disfrutar 10 años de felicidad con su verdadero amor. El tiempo pasó raudamente y se cumplió el maleficio.
Las empresas del Grupo económico Quimper, luego de una década de crisis fujimorista, entraron en quiebra. El patriarca tuvo que hacer ajustes estructurales: dejo su casa de Miraflores, se fueron a un mercadito de la esquina (donde fiar no es un placer) y dejaron de pituquearse en las playas de Asia. Todo da vueltas y la señora rompe hogares decidió romper con mister Quimper siguiendo la tradición de infidelidad. Ella se buscó otro hombre con dinero (incluyendo esposa con hijos), dejó el distrito de Surquillo y juró venganza. Mientras que el señor Quimper se quedó sin soga ni cabra, misio y el amor pasó más rápido que la crisis de la bolsa de valores de Wall Street.
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Resumen nada ejecutivo:
En Julio de 1991 el patriarca de la familia Quimper, luego de 17 años de matrimonio, se dio cuenta que no era feliz. La historia familiar, en ese momento, estaba en su máximo grado de evolución social porque ellos se mudaron de un populoso distrito del cono de la ciudad hacia la Molina. El distrito con laguna propia es considerado dentro del imaginario limeño como “el mejor lugar para vivir”. Los Quimper eran los nuevos pitucos.
Cuando la familia estaba unida y las cosas marchaban muy bien, empezó la tragedia. Un día para sorpresa de todos, menos para la esposa, el señor Quimper se va de la casa recién inaugurada para ir hacia los brazos de su amante, quien paso a ser la señora rompe hogares. En su nuevo hogar en Miraflores el señor Quimper había recuperado la alegría, se había vuelto adicto al consumismo en la tienda Wong (donde comprar es un placer) y otras pituquerías por el estilo. Según el testimonio del susodicho los cambios que realizó en su vida tenían como objetivo a mediano plazo disfrutar 10 años de felicidad con su verdadero amor. El tiempo pasó raudamente y se cumplió el maleficio.
Las empresas del Grupo económico Quimper, luego de una década de crisis fujimorista, entraron en quiebra. El patriarca tuvo que hacer ajustes estructurales: dejo su casa de Miraflores, se fueron a un mercadito de la esquina (donde fiar no es un placer) y dejaron de pituquearse en las playas de Asia. Todo da vueltas y la señora rompe hogares decidió romper con mister Quimper siguiendo la tradición de infidelidad. Ella se buscó otro hombre con dinero (incluyendo esposa con hijos), dejó el distrito de Surquillo y juró venganza. Mientras que el señor Quimper se quedó sin soga ni cabra, misio y el amor pasó más rápido que la crisis de la bolsa de valores de Wall Street.
Después de algunos años los ex–esposos Quimper deciden por mutuo acuerdo (y por la galopante inflación económica) vender la casa de la Molina al mejor postor. Luego de la venta, la señora ex-Quimber se compró un nuevo departamento en Miraflores muy cerca al mar. Pero existía un problema para la mudanza porque el departamento era de estreno y se entregaba para el fin de mes. Entonces la ex–esposa y los hijos tuvieron que ir a vivir al depa del señor Quimper por el tiempo de un mes hasta que entreguen el departamento miraflorino. No quedaba otra posibilidad: todos vuelven.
En el departamento de Surquillo sólo habían tres cuartos. Uno para el patriarca, otro para la hermana mayor y el tercero para la madre e hija menor. Se me olvidaba para el vago del hijo se le había dado el sofá de la sala. Entre los tres hijos la menor tenía mucha afinidad con el padre porque no tenía memoria del abandono de hogar y, sobre todo, recibía más propina. De esta manera la familia Quimper se había vuelto a juntar bajo un mismo techo. Pero el patriarca quería más para volver a unir a la familia.
Fue en ese contexto que empezó la quimperiada telefónica donde se tiene que ganar el cuarto de la madre, al mismo estilo como se ganan las licitaciones para la exploración de lotes petroleros. Existe un audio Quimper que confirma que la corrupción nacional empieza por casa.
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P.D. El audio de la familia Quimper se encuentra en la segunda parte de la historia familiar donde cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.
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